sábado, 8 de agosto de 2009

Delicias Diplomaticas

De nuevo me encuentro sufriendo las delicias de la vida diplomatica.
Esas delicias que tanto añore por un tiempo, esas mismas que he llegado a odiar.
Extraños desde ya lo que soy y lo que he llegado a ser.
Disfruto cada paso que en mi boca deja un sabor agridulce.
Pero extraño mi lugar, mi gente y mi vida normal como niña y no la hija del embajador a la cual le abren cada puerta como si yo no tuviera manos para abrirlas yo misma.

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